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Una Historia de Vida

DECLARACIÓN ARTÍSTICA

El estilo de un artista se define por su modo de ver el mundo. En mi caso mi estilo se define por ver el mundo a través de la naturaleza.

La naturaleza penetra en el arte a través de los materiales que lo hacen posible. Desde este enfoque, no me interesa tanto la «materia pictórica» como la materia en el sentido estricto de la palabra: el elemento en sí mismo. Así es como la materia se integra en mi obra: mediante la adición de pigmentos y otros materiales. Mis obras se generan siguiendo un proceso paralelo al de la naturaleza en la conformación de sus texturas y formas. Los cuatro elementos naturales —agua, tierra, fuego y aire— son las herramientas que sirven de base para la creación de mis «pictoesculturas». Los pigmentos minerales y las tierras que selecciono se erosionan y se sedimentan en la obra mediante estas herramientas, siendo ésta la mejor manera  de crear algo natural sin que parezca intervenido por la mano del hombre.

Recurriendo a los materiales proporcionados por la naturaleza, mi objetivo se centra en reproducir una nueva realidad natural. Busco crear algo que sea real en sí mismo, que no necesite ningún tipo de explicación. Se trata de sacar a la luz las fuerzas invisibles que rigen el mundo natural; de extraer la esencia de la naturaleza. La naturaleza no es abstracta; cada elemento en ella está diseñado para la función que le corresponde desempeñar. Su papel en nuestro destino es difícil de prever. ¿Por qué se dibujan ciertas formas y no otras en la arena? ¿Dónde radica el secreto que hace que el fango se cuartee formando determinadas figuras geométricas y proporcionales?

Confieso que la inspiración rara vez me llega mientras trabajo, ya que cuando estoy inmerso en un proyecto soy esclavo de la idea preconcebida que tengo de la  obra en cuestión. Es cuando estoy relajado e inactivo, cuando solo debo concentrarme para que las imágenes aparezcan en mi mente y se graben en mi retina. Luego, desarrollo mentalmente la idea más atractiva y resuelvo mentalmente los problemas técnicos que se puedan presentar a la hora de plasmarla en el soporte. Todos estos detalles son anotados minuciosamente junto a un sencillo boceto para ser llevados a cabo en un futuro proyecto.

Con relación a los soportes que utilizo, debo decir que mi soporte tradicional ha sido siempre la madera, ya que me permite tallarla antes de trabajarla y es suficientemente resistente para albergar gran cantidad de materia y agua. Sin embargo, siempre estoy investigando nuevos soportes de resina y fibra de vidrio para aligerar el peso de mis nuevas obras. En ambos casos, tanto los paneles de madera como las planchas de fibra de vidrio, se asientan sobre bastidores de madera que construyo yo mismo. La fabricación de estos bastidores constituye un proceso muy importante para mí, ya que durante esta fase puedo esculpir el «esqueleto» que posteriormente albergará la «piel» de la obra: la capa pictórica. Un soporte muy elaborado, con una talla y un modelado adecuado, someterá a la pintura en su discurrir por su superficie. Los pigmentos y las masillas utilizadas para crear las texturas más acusadas son también de fabricación propia, asegurándome así de su procedencia y pureza. Los pigmentos puros en polvo se hidratan con agua y se muelen en el almirez para aglutinarlos posteriormente con resinas vinílicas o acrílicas. De esta manera, puedo variar las proporciones para conseguir un rotundo craquelado, simular bellas cristalizaciones minerales o crear una delicada superficie aterciopelada.

Pero no todo es control y supervisión en mi proceso creativo; también hay un espacio notable reservado para el azar. Cuando las pinturas están aglutinadas y el soporte listo, solo queda propiciar el ambiente adecuado para que todo ocurra. La música elegida para la ejecución de la obra es un factor primordial en su desarrollo, así como en mi concepción del trabajo artístico. Este es un momento de gran excitación para mí: aquel en que la obra se crea a sí misma. Tengo claro que la obra es algo diferente de mí mismo, separado de mí. Le concedo la libertad de ser lo que embrionariamente ya es. Yo, como artista, solo soy el medio.

Pienso que no cambiaría esta experiencia por nada. Es la que me alienta a seguir creando y la que he querido compartir con el público en mis ocasionales performances en directo. Las emociones que provoca asistir al nacimiento de una nueva obra tridimensional, tan viva como la realidad misma, son las desencadenantes en esos momentos de la anhelada catarsis. Esta tiene lugar, sumergiéndonos en un estado de purificación mental y espiritual.

Si algo tengo claro en esos momentos, es que la creación responde a mi vida, y mi vida, a la creación. Tras muchos años de preparación técnica, y habiendo pasado fugazmente por la mayoría de los estilos artísticos, considero que esta es la línea que mejor se adapta a mi personalidad y aquella en la que me encuentro plenamente realizado. Solo siendo muy perfeccionista con determinados aspectos materiales y técnicos de la obra, puedo permitirme luego dar rienda suelta a mis emociones y lanzarme al vacío.

En ocasiones, algunas de mis pictoesculturas aparecen habitadas por una presencia humana o bien por señales, fragmentos o construcciones que el ser humano ha dejado a su paso. Son figuras a escala 1:220 o 1:160. La escala es parte crucial del contenido de la obra, pues gracias a ella se nos muestra sobredimensionada. La naturaleza se revela entonces en su verdadera dimensión.

Esta diminuta presencia humana que pasa casi inadvertida a nuestros  ojos contempla lo que le rodea en la más absoluta soledad, interactuando con la naturaleza. Podrá sentirse sublimado o luchar eventualmente contra ella, para no dejarse arrastrar por la fuerza de los elementos.

De esta forma los espectadores que contemplamos la obra nos asemejaremos  a un Dios que contempla su creación desde arriba; y  la diminuta presencia se transformará, a su vez, en un «observador observado».

BIOGRAFÍA

Pin Vega nace prematuro a los siete meses de gestación en Tarragona (España), en 1968. Tras ser declarado clínicamente muerto, decide finalmente regresar a la vida, pues a buen seguro estaba destinado a crear. Desde entonces, siempre ha vivido en Madrid.

Mi Estudio

Un lugar para ser o estar

EXPOSICIONES y premios

– Licenciado en la Facultad de Bellas Artes de Madrid.

– Especialidad Pintura y Audiovisuales

– Especialidad de  Fotografía con Cristina García Rodero y Matilde Muzquiz.

– Estudios de tres años en la Especialidad de Escultura en la Facultad de Bellas Artes de Madrid.

Proceso Creativo

Los Elementos

A veces pasan cosas
Hay gente que escucha

Reseñas

Vemos colores, puros como el misterio respetado.

Los ojos quieren adentrarse en él y profanarlo, pero la obra no revela su secreto: ofrecer a la mirada el misterio, en tanto que misterio, exige que su alteridad sea evasiva, trascendente, como aquello que en la realidad es absoluto, irrefutable pero huidizo. El misterio regresa a su opacidad justamente cuando promete desvelarse.

Con la mirada, el espíritu sale al encuentro de la obra y abraza su propio silencio, la ocasión de volver a escuchar y escuchar-se. Ya no hay ruido. Lo que se nos da es la capacidad de seguir recibiendo.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ
Filósofo